Mauricio Gándara Gallegos: ¿Autorización de bases militares? | Columnistas | Opinión

El presidente de la República, Daniel Noboa, ha iniciado el trámite de una reforma constitucional para eliminar del artículo cinco de la Constitución, sobre la prohibición del establecimiento de bases militares extranjeras o instalaciones con el mismo propósito.

¿Bases militares extranjeras?

Muchos entendimos que el objeto de esa reforma era el de permitir que lo puedan hacer los Estados Unidos, para combatir el tráfico de drogas; pero, días después, la embajada de dicho país, con ocasión de la visita de una oficial de muy alto rango, ha declarado que su Gobierno “no tiene planes de solicitar permiso a Ecuador para mantener una presencia militar permanente…”, con lo que parece inútil o, al menos, no perentoria la reforma constitucional para dicho objeto, tanto más cuando hay reformas urgentes que el país demanda.

Parecería que esto debió ser consultado previamente a los Estados Unidos por el Ministerio de Relaciones Exteriores, y, a través de este, por el de Defensa, si tenía o no pretensiones de una instalación militar similar a la denominada por la opinión pública como “la base de Manta”, porque eso es, aunque se haya empleado, cuidadosamente, un lenguaje que lo disimulase, lo atenuase. Tenía 400 soldados y una compañía, la Dyncorp, de “privatización de la guerra”. Así se las denomina en la Constitución. Esa base, o como se la quiera llamar, dejó de existir cuando se cumplió el plazo de diez años para el que fue creada, y no se lo renovó. Suponemos que, debido a la pasmosamente rápida evolución de la tecnología, instalaciones como las de Manta ya no son muy necesarias. Por lo que apreciamos de la guerra en Ucrania, los drones, no tripulados, son muy útiles tanto para reconocimiento como para combate. Todo acuerdo debe ser temporal, limitado en el tiempo.

Estados Unidos ‘no tiene planes de solicitar permiso para establecer una presencia militar en Ecuador’, señala su embajada

Esta parecería una historia terminada, pero inevitablemente deberá continuar con Estados Unidos: ellos crearon el problema mundial por su política de guerra a las drogas y no nos queda más remedio que continuar cooperando. Parece una guerra perdida, pero quién sabe si mañana llegue la legalización del consumo de drogas, como ocurrió con el consumo de alcohol. Eso sería el fin de esta etapa de miseria, violencia y sangre.

El cambio de planes de los Estados Unidos obliga al Gobierno del Ecuador a cambiar los suyos. La violencia, los asesinatos continúan; los secuestros, extorsiones se incrementan. Demostraciones de poderío militar, como el que tuvo lugar en Durán, con más de un millar de soldados encabezados por el propio presidente de la República, tienen poca efectividad. Era lógico suponer que los delincuentes no iban a esperar a la milicia para un enfrentamiento de guerra clásica: se habrán trasladado a Guayaquil y otras poblaciones vecinas hasta que se retiren los militares, y luego regresaron, con más ferocidad, como señala la prensa.

Plazos para votar reforma sobre bases militares en las elecciones de 2025 no se inclinarían a favor de Daniel Noboa

Diría que más le valdría a la ministra del Interior, Mónica Palencia, presentarse ante la Asamblea Nacional a defender la política gubernamental contra el crimen organizado. No sé cuánta preparación tenga en materias de defensa, pero parece una abogada muy preparada. (O)

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