Hizo fortuna con la realidad virtual, pero fue en el mundo más terrenal del fútbol donde John Textor se hizo popular. Con no pocas controversias encima, el estadounidense trajo de nuevo a la vida al Botafogo de Brasil, finalista de la Copa Libertadores de 2024.
Lejos del protagonismo en Sudamérica, e incluso trasegando durante algunas temporadas en la segunda división brasileña, el equipo que el legendario Garrincha hizo célebre en las décadas de 1950 y 1960 retomó el vuelo luego de que el magnate norteamericano lo comprara en marzo de 2022.
El año pasado casi gana la liga, que no conquista desde 1995, y esta temporada puede firmar un doblete histórico: pelea por la punta del Brasileirao con el Palmeiras a falta de tres jornadas y el sábado disputará su primera final de Libertadores contra Atlético Mineiro en Buenos Aires.
Los millones de Textor aterrizaron en un Brasil cuyo balompié ha sido históricamente receloso con los extranjeros, pero que se abrió a capitales foráneos gracias al surgimiento de las Sociedades Anónimas de Fútbol (SAF) en 2021.
Prometió invertir 70 millones de dólares al cambio actual hasta 2025 a cambio de quedarse con el 90% de las acciones del Fogão, un cuadro tradicional de Rio de Janeiro de pocos trofeos en sus vitrinas y que para la época estaba al borde de la quiebra.
Desde entonces, se convirtió en la cara del triunfo a mostrar de las SAF, aunque también en sinónimo de polémica a raíz de declaraciones altisonantes y de haber hecho varias denuncias de corrupción en el fútbol brasileño, incluidas supuestas manipulaciones de partidos que no ha probado.
Sus acusaciones lo tienen en el ojo de la justicia civil y deportiva, que ya le ha impuesto multas y ordenado apartar de su puesto brevemente, además de enemistarlo con varios dirigentes de equipos rivales.
“Es un fanfarrón”, dijo en abril Leila Pereira, presidenta del Palmeiras, en respuesta a la versión sostenida por Textor de que el Verdão se habría beneficiado de supuestos amaños para arrebatarle al Botafogo el título de 2023, perdido por los cariocas insólitamente al ceder 13 puntos de ventaja.
Nacido en Misuri hace 59 años, el magnate estadounidense aterrizó de lleno en el mundo de la pelota al adquirir parte del Crystal Palace inglés en 2021.
Luego, como cabeza del fondo multiclubes Eagle Football, amplió su dominio al comprar en poco más de un año al Botafogo, al Molenbeek belga y al Olympique de Lyon, por el que actualmente enfrenta una sanción en Francia debido a su alto endeudamiento.
Ha invertido cerca de mil millones de dólares para construir su imperio futbolístico, según el periódico estadounidense Wall Street Journal, en el que los brasileños son de momento la única joya a mostrar.
Su idea, según ha dicho, es tener un “ecosistema de clubes de primer nivel que realmente trabajen juntos”.
“Él no es un tipo que vino a vender nuestros jugadores para irse después. Este es su proyecto de vida. Siempre habla de que esto (Botafogo) va a ser la herencia que dejará a sus hijos”, dijo el expresidente albinegro Durcesio Mello al canal ESPN en 2023.
Su vida no ha sido ajena al deporte, al que ha estado vinculado desde muy joven. Cuando era adolescente, fue ‘skater’ profesional, pero su carrera se vio truncada por una grave lesión.
Antes de aterrizar en el fútbol, un negocio al que otros millonarios estadounidenses se han unido recientemente, Textor forjó un nombre en el mundo glamuroso y competitivo de Hollywood como copresidente de Digital Domain.
Con sede en Los Ángeles, la compañía, que lideró entre 2006 y 2012, es famosa por haber creado los efectos especiales de películas como Titanic, con la que ganó un Oscar en 1998, Transformers, Piratas del Caribe o El curioso caso de Benjamin Button.
La labor le hizo ganar el apodo de “gurú” de la realidad virtual, un mote fortalecido por los oficios de otra de sus firmas que creó los hologramas de los fallecidos artistas estadounidenses Tupac Shakur y Michael Jackson mediante inteligencia artificial. (D)