Luis Villacrés Smith: Gas del golfo | Columnistas | Opinión

Con lo que se extrae en el Campo Amistad, gas natural al sur de la isla Puná, ubicado al oeste de Machala, se abastece la unidad de generación Machala Power. Durante el gobierno de la Revolución Ciudadana se hostigó a la compañía EDC para que finalmente abandone el país en el 2011. Desde su partida Petroecuador se hizo cargo, con pésimos resultados hasta la fecha. Se gastaron 324 millones de dólares en perforar diez nuevos pozos habiendo disminuido su producción a 20 millones de pies cúbicos por día, cuando la meta era aumentar a 100 millones, sin poderlo lograr hasta hoy.

El drama actual del Ecuador es que no se explora ni se incorporan nuevas reservas de petróleo o gas, y un error mayúsculo es desmantelar la producción de los pozos ITT que tienen pocos años de explotación y pretenden cerrarlos ahora, como consecuencia de una consulta que jamás se debió hacer, que era fácilmente predecible la absurda respuesta que se dio. Por ello mi recomendación que no se cumpla el cierre del ITT.

Los ecuatorianos nos quejamos, culpamos a las potencias de nuestros males, que no nos ayudan lo suficiente, al mismo tiempo nos hacemos daño a nosotros mismos; en cierta forma somos suicidas, mientras que los vecinos progresan, y a Colombia y Perú les sobran petróleo, gas, electricidad. La compañía francesa Total Energy se alista a perforar en nuestra frontera marítima con Perú.

En el Ecuador se quema el gas, no se le aprovecha, a las compañías extranjeras se les despide sin reparar el daño que se les hace, para luego tener que pagarles cifras muy elevadas por demandas en tribunales del exterior. Al mismo tiempo, Petroecuador es incapaz, incluso de llevar su propia contabilidad o de administrar eficientemente sus campos o sus negocios.

La producción de petróleo cada vez es menor, el consumo aumenta y el excedente exportable disminuye. Sin embargo, seguimos subsidiando el consumo, incluso de terceros, vía contrabando y con el abastecimiento a barcos y aviones extranjeros. Las reservas existentes han disminuido de 3.200 millones a apenas 800 millones de barriles. Las exportaciones cada año son menores, las importaciones y subsidios mayores.

La propuesta es modificar la matriz energética y los patrones de consumo, depender menos del diésel importado, comenzar a utilizar mayor porcentaje de gas natural, repotenciar la explotación del Campo Amistad, abrir nuevas concesiones y campos alternativos, en toda el área del golfo de Guayaquil hasta las costas de Manabí.

El gas natural cuesta menos que los combustibles fósiles y su precio es más estable, mucho más si lo logramos producir localmente; tendríamos mayor seguridad energética y recuperaremos la posibilidad de producción termoeléctrica eficiente en los periodos de estiaje. Se requiere de una nueva política petrolera integral, ser otra vez atractivos para la inversión extranjera, iniciar una campaña exploratoria de un megabloque de gas natural en el golfo, atraer empresas de alto calibre y declarar al Proyecto Gasífero como prioritario y de interés nacional. (O)

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