Desde los años noventa, con motivo de la celebración de los quinientos años del descubrimiento del continente, prospera en Latinoamérica la sistemática descalificación de la historia, el cuestionamiento de lo hispánico, la condena de los hechos, la satanización de costumbres y tradiciones. Prospera una especie de abismal frustración, de desencanto insuperable.