Inkarri Kowii: Indígenas y realidad nacional | Columnistas | Opinión

La realidad actual supone retos inmensos para todos quienes nos preocupamos por el país. Nos afectan problemas diversos, multicausales y estructurales, entre ellos la inseguridad, la falta de institucionalidad, la corrupción, la pobreza, los cambios climáticos. Solucionarlos requiere voluntad, diagnósticos correctos, propuestas innovadoras y la construcción de objetivos comunes. Frente a esto, ¿qué se propone desde los pueblos y nacionalidades indígenas.

Debo reconocer que uno de los logros de la Conaie es haberse convertido en el único canal a través del cual se difunden propuestas para el país que son fácilmente reconocidos como provenientes de pueblos y nacionalidades indígenas. Pero, dada su estructura jerárquica, las vocerías no son diversas, ni sus diferentes posiciones son difundidas. A largo plazo termina por ser contraproducente, porque no hay más voces indígenas dando diagnósticos y promoviendo propuestas, solo las vocerías autorizadas por la organización.

Por otro lado, los indígenas, parecería, estamos ensimismados en nuestra cultura, sin llegar a pensar de manera holística al país.

Cuando nos invitan a hablar en foros en las universidades siempre terminamos en las mismas mesas y temas: identidad, cultura y movimiento indígena. En el Estado ocupamos puestos referentes a pueblos y nacionalidades indígenas. En la ONG nos buscan cuando se trata de intervenir en territorios indígenas y en sus temáticas. Cuando escribimos, como en esta columna, pensamos solo la realidad indígena. Se ha creado una falsa idea de que existe una realidad indígena separada de la realidad nacional, que necesita de expertos especializados. Se asume que esta realidad es independiente del país. Incluso las propuestas sobre la interculturalidad y plurinacionalidad terminaron por perder fuerza, ya que sus proponentes hasta ahora no tienen claridad de qué supone en el diseño institucional del Estado y cómo materializarlo. A la vez, ambas propuestas generaron un círculo vicioso de incentivos. La plurinacionalidad y la interculturalidad demandan de profesionales especializados. El incentivo dio como resultado que las voces indígenas se encerraran en sí mismos.

Por supuesto existen profesionales indígenas en diversos campos de trabajo con excelentes resultados, con nuevas ideas, sin embargo, les cuesta ser más visibles. Es en las áreas tecnológicas donde resaltan, aunque cada vez más caen en la trampa de los incentivos y terminan participando en proyectos de tecnología “comunitaria” u orientadas a indígenas.

Es nuestra responsabilidad salir de este encierro en el que nos encontramos, y acabar con la trampa de que los indígenas hablan solo de su propia realidad y cultura. Debemos superar la común práctica de etiquetar a todo como plurinacional e intercultural, como comodín para abordar los problemas de pueblos y nacionalidades indígenas y que nos contraten. Esto no quiere decir que neguemos ciertas particularidades y diferencias, que pueden ser sociales o geográficas. Implica colocar nuestra participación, reflexión y necesidades en el marco de la nación. El Ecuador sin una conciencia de nación difícilmente superará las crisis que nos aquejan. (O)

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