A pocos días de finalizar el año 2024 las fiestas decembrinas continúan con diferentes celebraciones, las cuales si bien pueden divertir durante varias semanas, a largo plazo pueden ocasionar efectos no deseados, aún cuando muchos no lo sepan.
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Por esta razón, la revista Healthline habló con los cardiólogos Daniel Hermann del Memorial Hermann en Houston y Laxmi Mehta de la Universidad Estatal de Ohio para revelar la verdad sobre los mitos populares relacionados a los hábitos festivos.
Mitos y verdades sobre los hábitos festivos
El primer mito es que el estrés es inevitable durante la temporada navideña, una afirmación que es errónea hasta donde la persona lo permita. Puedes tomar unos minutos para relajarte y recargar energías, así como dormir de 7 a 9 horas.
El segundo mito indica que saltarse las comidas ahorra calorías, cuyas bases científicas son muy contradictorias. Algunos estudios demuestran que tiene efectos positivos sobre el azúcar en sangre y el colesterol malo, pero otros revelan que pueden provocar más hambre, consumo en exceso y mayor grado de mortalidad.
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El tercer mito señala que vigilar la ingesta de sodio no es importante, lo cual está muy lejos de una vida saludable. Si bien se encuentra en una amplia variedad de alimentos, la ingesta excesiva puede provocar hipertensión arterial, insuficiencia cardíaca, agrandamiento y ataques al corazón.
El cuarto mito indica que está bien olvidarse del ejercicio durante las vacaciones. Aunque encontrar tiempo para ejercitarse puede ser difícil, la clave es la constancia para continuar cada día y la flexibilidad ante eventos festivos que desvíen del camino.
El quinto mito refiere a que está bien consumir un poco más de alcohol en vacaciones, otra afirmación poco saludable. No existe una cantidad de bebidas alcohólicas consumidas que no afecte la salud, pues son ricas en calorías, azúcar y sal, y aumentan el riesgo de enfermedades cardíacas y obesidad.
El sexto mito señala que se puede recuperar el sueño perdido después de las vacaciones. Esta decisión puede aumentar los niveles de estrés y el riesgo de cardiopatías, accidentes cerebrovasculares, demencia y obesidad, pues el cuerpo se reinicia y repara durante el sueño.
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