Se puede establecer que los objetivos de cada barrio se centran exclusivamente en organizar cada año una fiesta por su aniversario, antes de la cual se reúnen los habitantes del sector para realizar eventos deportivos, sociales, culturales y por la noche una fiesta social en la que eligen una reina y los más organizados contratan una orquesta para disfrutar un año más de vida barrial. Otros se reúnen en los últimos meses del año para organizar una rifa, un bingo y recaudar un recurso económico para darles a los niños y niñas una fiestita en la Navidad.
Los cambios necesarios
Además, en el fin de año se reúnen nuevamente los moradores del barrio y esta vez para armar un monigote y muchos a la vez colocar un testamento que contiene un acontecimiento más sobresaliente del barrio en lo relacionado con las noticias más trascendentes que han pasado en este tiempo y que han causado asombro o a su vez risas.
Entonces, cada barrio escribe un testamento a sus habitantes que, con gran astucia, mucha elocuencia, en tono burlesco, gracioso, divertido y con palabras resumidas, editan el famoso testamento y lo presentan como una gran obra de arte en la calle principal para que todo el mundo vea y lea. Luego, el 31 de diciembre a las doce de la noche, con mucha algarabía
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en unión de todos los moradores y las familias queman el año viejo, representado en un monigote de cartón o paja, para luego abrazarse y felicitarse por tener un año más de vida. Después, hombres y mujeres se dan cita al salón ‘Sin Rival’ a bailar y a tomar una frías despidiendo el viejo y recibiendo el nuevo año con mucha alegría.
Pienso que en la actualidad los barrios deben tomar más en serio la organización, haciendo un gran esfuerzo para obtener la personería jurídica anhelada y así presentarse ante las autoridades. Así tendrían una vida digna, a la altura de los tiempos modernos. (O)
Francisco Marcos Anastacio Valarezo, profesor, Progreso