Los extremos climatológicos en nuestro país se han hecho sentir, particularmente, a lo largo del año anterior, a tal punto de que parecen ser rutinarios y causan problemas que afectan a la población en su conjunto cuando las lluvias son excedentarias o deficitarias, debido a que las políticas de Estado, desde hace casi 20 años, no privilegian el aprovechamiento y control de los recursos hídricos disponibles a nivel del país y los gobiernos locales y regionales se preocupan muy poco en hacer un buen uso del mismo, lo que hace presumir que solo a unos pocos nos interesa aprovechar el agua que brinda la naturaleza, pese a lo vital de este recurso para la supervivencia del ser humano.
Urge aprovechar los caudales de estiaje
En el ámbito señalado, en el año 1988 entró en operación el embalse Daule Peripa, el más grande del país, potenciado en el año 2013 por el trasvase Baba-Daule Peripa, que se constituye en el corazón del Litoral ecuatoriano al lograr almacenar el agua cuando la naturaleza así lo dispone y distribuirla para cubrir usos demandados por la población urbana y rural aguas abajo del proyecto y enviando parte del recurso hacia zonas deficitarias, tales como las provincias de Santa Elena y Manabí, cuyos beneficios son incuestionables pese a aprovechar solo el 22 % del agua disponible. Está claro que falta mucho por hacer para que este porcentaje de aprovechamiento esté en niveles que permitan un desarrollo pleno de nuestro país, tal cual ocurre en los países desarrollados que aprovechan el 100 % de sus recursos hídricos disponibles con grandes obras de infraestructura.
¿Necesita un embalse Coca Codo Sinclair?
Dicho esto, la población, en el marco de las elecciones del próximo 9 febrero, ha podido notar que el aprovechamiento de los recursos hídricos no fue parte de la agenda a discutir en el debate presidencial y por lo tanto nadie se refirió a la necesidad de implementar los proyectos que permitan aprovechar este recurso vital para la supervivencia y desarrollo del país, aunque algunos, dentro de esa palabrería demagógica propia de los políticos tradicionales, mencionaron una insoslayable verdad en el sentido de que era necesario mirar al agro, en cuyo sentido se establecerán políticas agrícolas tendientes a mejorar la conservación del suelo, la cadena productiva, los insumos agrícolas, etc., pero se olvidaron del insumo principal que lo constituye el agua y la infraestructura para su aprovechamiento, sin lo cual nada de eso es válido o al menos es incompleto.
Sensibilidad ambiental ecuatoriana
Para tener una idea de lo mencionado, los dos últimos proyectos de riego implementados en la cuenca del Guayas fueron en el valle del Daule y Catarama, en las décadas de los 80 y 90, respectivamente, y ya de eso ha pasado más de un cuarto de siglo. Nadie conoce con certeza cuándo cambiará esta realidad, menos ahora, cuando desde el año 2009 se desmantelaron las instituciones regionales encargadas de desarrollar la infraestructura del aprovechamiento y control de los recursos hídricos. (O)
Jacinto Rivero Solórzano, ingeniero civil, Guayaquil