Hace semanas se difundió un artículo de opinión que afirma que en el Ecuador existió un acuerdo clandestino entre el gobierno de Rafael Correa y los carteles de la droga. Algo que se le ha llamado “Pax Narca”. Esta idea de un pacto mafioso entre el Gobierno y el narcotráfico se basa en un escenario imaginario donde Correa les promete a los narcotraficantes reducir las incautaciones de cocaína y ocultar los homicidios que cometan, a cambio de ¿protegerlos? y reducir la violencia en el país. ¿Cómo les suena? Veamos cómo se analizaría académicamente esta relación entre política, violencia y carteles.
Una muy buena explicación de esta dinámica se encuentra en el libro Criminales, policías y políticos (2022) de Angélica Durán Martínez. Ella expone que existen dos elementos que son claves para entender por qué incrementa o disminuye la frecuencia y visibilidad de la violencia asociada al narcotráfico: 1) el nivel de cohesión del aparato de seguridad estatal; 2) el tipo de competencia del mercado ilegal de drogas. Así, cuando existe un Estado cohesionado y fuerzas de seguridad efectivas, los actores criminales reducen la visibilidad de la violencia. Y, por otro lado, cuando existe el dominio hegemónico de un cartel y, por lo tanto, existe un mercado de drogas monopólico, la frecuencia de la violencia disminuye.
¿Cómo funcionan estas dinámicas y qué escenarios de violencia generan? Cuando el aparato de seguridad está cohesionado y el mercado de drogas es monopólico, la visibilidad y frecuencia de la violencia tienden a disminuir debido a que los actores criminales buscan eludir la atención del Estado y no tienen que disputar el control del territorio con otras bandas narcodelictivas. En cambio, en el momento en que los aparatos de seguridad se debilitan y en el mercado de drogas crece la competencia, la frecuencia y visibilidad de la violencia tienden a aumentar porque las bandas pierden los incentivos para ocultarse y buscan demostrar su poder al Estado y sus enemigos para someterlos y asegurar el negocio del narcotráfico.
Utilizando estos planteamientos teóricos podemos pensar la situación y relación entre la política, la violencia y los carteles en los distintos gobiernos del Ecuador durante los últimos años. De esta manera, se podría plantear que entre el periodo 2010-2019 el país habría pasado de tener un aparato de seguridad medianamente fuerte (aun con todas sus falencias) y un mercado de drogas monopólico (por el dominio de Los Choneros) hacia un Estado fragmentado y aparato de seguridad debilitado (producto de la desinversión pública), y un mercado de drogas competitivo (a raíz de la división de la banda hegemónica) desde el 2020 hasta la actualidad.
Entonces ¿qué significa esto con respecto a la hipótesis de la Pax Narca? Al menos, que sus proposiciones no tienen bases académicas y que su argumento no analiza las variables teóricas clave. Así, solo sería un relato seductor que ofrece una dudosa explicación a partir de datos de variables irrelevantes arbitrariamente seleccionadas y aplaudida por activistas políticos basados en su sesgo de confirmación y una falacia de ¿autoridad? (O)