Del sueño futbolístico a capo invisible de la cocaína: el recorrido criminal de Sebastián Marset, el ‘Rey del Sur’ | Fútbol | Deportes

Sebastián Marset siempre soñó con ser futbolista. De joven, mientras trabajaba en una gasolinera, decidió gastar todo su sueldo en una chaqueta deportiva de David Beckham, un lujo que simbolizaba su pasión por el deporte. Él y sus amigos pasaban horas jugando en las calles de Montevideo, usando piedras como porterías y rotuladores para escribir números en sus espaldas. Sin embargo, pronto quedó claro que su talento no alcanzaría para llevarlo a las ligas grandes.

Para algunos, el verdadero motor detrás del sueño de Marset no era tanto el fútbol, sino el dinero. Sus amigos lo veían caminar de vuelta a casa después de noches en discotecas, sin poder pagar el autobús, tras haberse codeado con los más ricos de la ciudad. Las dificultades económicas lo empujaron a explorar otros caminos, y pronto su vida tomó un rumbo muy distinto, publica el matutino Daily Mail, según un informe del diario Washington Post.

El uruguayo dejó atrás las canchas para adentrarse en el mundo del crimen, donde adoptó el apodo de el Rey del Sur. Su primera incursión en este oscuro universo fue casi insignificante: a los 18 años, fue arrestado por posesión de bienes robados, y un año después, por posesión de narcóticos. Pero su astucia y determinación lo llevaron rápidamente a escalar posiciones dentro del submundo del narcotráfico.

A los 22 años, ya había ganado la confianza de los traficantes. Se le encomendó la tarea de recibir un cargamento de marihuana, un trabajo que normalmente se asignaba a un equipo completo de hombres. Sin embargo, la policía estaba al tanto y lo interceptó. Marset se entregó sin oponer resistencia, y uno de los oficiales recordó lo tranquilo y respetuoso que se mostró durante el arresto. “Este tipo va a ser un gran problema para nosotros algún día”, comentó el agente a un colega.

Y no estaba equivocado. Tras salir de prisión en 2018, a los 27 años, Marset ya contaba con una red de contactos que lo conectaba con organizaciones criminales de Brasil e Italia. Su siguiente paso lo llevaría a Paraguay, donde comenzó a construir su propio imperio bajo un nuevo alias: Gabriel de Souza Beumer.

En 2021, Marset decidió volver a su primera pasión, el fútbol, pero esta vez desde una posición de poder. Se presentó como el nuevo fichaje del Deportivo Capiatá, llegando en un lujoso Lamborghini plateado. Hizo un trato con sus compañeros: por cada victoria, les ofrecería miles de dólares además de sus salarios.

El problema fue que Marset había comprado su puesto en el equipo y, a pesar de vestir el número 10, sus actuaciones en el campo dejaron mucho que desear. Capiatá, un club que había alcanzado la gloria en 2014 al vencer a Boca Juniors, ahora luchaba por sobrevivir en la segunda división de Paraguay.

Aunque no figuraba oficialmente como propietario, las autoridades sospechaban que Marset estaba usando el club para lavar dinero. Bajo su patrocinio, el equipo comenzó a mejorar: nuevas televisiones, mejores camas de fisioterapia y comida de calidad llegaron a la sede del club.

Sin embargo, su presencia en el campo era más por obligación que por talento, y sus compañeros de equipo, influenciados por el poder que ostentaba, presionaban al entrenador para que lo incluyera en los partidos. “¿Quién es este tipo?”, se preguntaba Jorge Núñez, el entrenador. “Yo tenía que ganar para no perder el trabajo, pero para él solo era un juego”, añadió.

La vida de Marset como futbolista terminó abruptamente en mayo de 2021, cuando las autoridades intensificaron su búsqueda. Su nombre desapareció de la lista de convocados y nadie en Paraguay volvió a verlo. Sin embargo, su vínculo con el fútbol no se rompió del todo. En 2023, se descubrió que había comprado Los Leones El Torno FC en Bolivia, siguiendo finalmente los pasos de su ídolo, David Beckham, y luciendo el mítico número 23.

Hoy, Sebastián Marset sigue siendo un enigma. Mientras las autoridades continúan tras su pista, él parece haber regresado a la clandestinidad, tal como confesó en una reciente entrevista con Canal 4. Su vida ha sido una serie de giros inesperados, desde las calles de Montevideo hasta el oscuro mundo del narcotráfico, con el fútbol siempre como un telón de fondo en su compleja trayectoria. (D)

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