La novela que ha movido toda mi formación humanística es del año pasado, del escritor neerlandés-chileno Benjamín Labatut. Me ha convencido de que la división entre Ciencias Sociales y Ciencias Aplicadas es falsa porque el ser humano está compelido a entender el mundo como un todo cuyas partes están en permanente lucha, en la cual la razón no es la líder principal de la vida, sino que procedemos con ella tanto como con la ambigüedad y la incertidumbre.