Dagmar Gaona, quien es psicóloga profesional, perdió a su madre por una enfermedad catastrófica y, a raíz de ese trágico episodio, dejó su labor como maestra el año anterior.
Su progenitora acostumbraba a realizar dulces, labor que ella había aprendido en su época universitaria. Inspirada en ella retomó esas recetas para abrir su negocio de dulces.
Árbol navideño de la calle Portete se enciende con miles de luces led
Ahora ella, a sus 27 años, se dedica a preparar dulces, específicamente brownies y alfajores, y los venden por medio de ferias y redes sociales.
En su negocio, llamado Ciocco, además ha innovado con la oferta de té helado (bubble pop) de sabores y cócteles.
“De una u otra forma, siempre tengo la voz de mi mamá. Una forma de transmitir (…) ese cariño de mi mamá es endulzando a las demás personas”, dijo ella.
Así como Gaona, en esta época navideña, emprendedores que han dejado sus labores en empresas o entidades encuentran en las ferias navideñas una oportunidad para dar a conocer más sus emprendimientos.
Un grupo de estos pequeños negocios expuso sus productos el fin de semana en Puerto Santa Ana, con el apoyo de Épico.
“Es una oportunidad increíble, porque las ventas han bajado. Estas ferias nos dan oportunidades de vender y exponer nuestros productos”, expresó Gaona durante el evento.
Con capacitaciones y tutorías de Épico en el reciente año, asimismo, Mishelle Solórzano, quien se desvinculó de una agencia de publicidad, lanzó su emprendimiento (The Pup Pets Co) que se enfoca en ropa, bisutería, snacks, pastelería y papelería dedicada a los canes. Ofrece imanes, collares, cadenas y snacks desde $ 0,75.
“Es muy importante (estar en feria) porque, además que es gratuito, nos hace llegar a más personas. La mayoría de nosotros vendemos por medios digitales, y esta es una ventana mucho más cercana al consumidor”, expuso, y agregó que en paralelo promociona sus servicios como comunicadora social, mientras continúa buscando oportunidades laborales enfocadas en su rama.
Otro grupo de familiares, María Paula Muñoz, Javier y Steven Ávila, profesionales de abogacía y arquitectura, también estuvo en esta feria.
Ellos se abrieron paso con Bistro Vison al quedarse sin un sustento laboral, como consecuencia de la pandemia.
Empezaron con la venta de postres y ya llevan tres años con un giro de negocio enfocado hacia la venta de comida rápida. Con su pequeño negocio venden hamburguesas y platos al carbón a través de ferias y con servicio de domicilio, sobre todo para clientes de la vía a la costa.
“Las cosas de la vida nos lanzaron a esta etapa. La acogida de las personas ha hecho que sigamos con este emprendimiento. La gente nos exige ya nuestro local”, expuso Muñoz, quien con el resto de familiares aspira a retomar su carrera a la par del crecimiento del negocio y ven como una ventana vital la instalación en ferias.
A raíz de la pandemia, asimismo, Segundo Llumitaxi, que alcanzaba más de 60 años en esa época, también quedó desvinculado de una empresa grande donde producía fórmulas para productos. Inicialmente se unió con sus hijas Natalie, Scarleth y Jennifer para producir leche de soya y queso de garbanzo para personas intolerantes a lactosa o la harina.
Ahora, luego de capacitaciones con Épico, este negocio (Vitalify) apuesta por suplementos alimenticios a través de alimentos autónomos, como quinoa, linaza y jícama. Producen galletas proteicas, orgánicas, veganas, sin gluten ni azúcares añadidas ($ 3,50); además tienen miel de jícama, de 285 gramos ($ 12), y queso de cúrcuma, especias y orégano en presentación de 300 gramos (con precios de $ 6 y $ 7).
“Lamentablemente, todas las formulaciones van a una empresa. Dijimos de hacer algo; por eso quisimos emprender. Siempre que mi papá creaba un producto lo creaba para otra empresa. Dijimos que, si estábamos haciendo grandes a otras, ahora podíamos hacerlo nosotros”, dijo su hija Natalie.
En esta feria navideña, organizada por Épico, participaron 60 emprendedores con diversos productos. (I)