Por estos días es probable que el estrés esté un poco alto; los compromisos familiares y sociales se multiplican, los gastos crecen de forma aparentemente inevitable y también aumentan los riesgos. Por eso entramos en estado de alerta. ¿Cómo podemos conservar la tranquilidad tan necesaria para nuestra salud mental y física?
Hará un presupuesto
“Tengamos presentes los ingresos y egresos que tendremos en estas épocas, partamos de definir los que son fijos y variables en cada caso”, indica el economista Jorge Calderón Salazar. “Por el lado de los ingresos: respecto al aguinaldo, determine su límite para las compras o regalos”. Primero defina si ahorra o cubre deudas anteriores con ese dinero; después determine cuánto destinará a regalos y festejos.
“Y a pesar de que haya decidido gastar una parte de su aguinaldo, vea la posibilidad de ahorrar, aproveche verdaderas promociones, haga usted mismo el regalo, comparta la actividad que vaya a desarrollar, realice el festejo en casa, mida el uso de tarjetas de crédito o realice el pago en efectivo”.
No pretenderá quedar bien con todos
“Conforme avanza el tiempo, la época de Navidad ha perdido su sentido inicial, hoy se ha vuelto un tiempo caótico en el que priman el comercio y los compromisos, volviéndose para algunas personas una carga pesada”, comenta la psicóloga clínica Mónica Llanos.
Ella desea compartir una realidad: no se puede complacer a todo el mundo todo el tiempo. “No puedo pretender quedar bien con todos. Si bien estas fechas son una oportunidad para encontrarnos con personas que no vemos hace tiempo, para compartir y para reunirnos en familia, debo tener cuidado de no caer en ansiedad de no abarcar todo y estar en todo evento”.
Por el contrario, es buen momento de priorizar. ¿Qué es relevante para usted? ¿Quiénes son realmente importantes en su vida? Aprenda y propóngase decir: “No puedo aun cuando sí quiero”. Haga una lista de las invitaciones y decida a cuáles irá y a cuáles no, y expréselo de manera oportuna.
No complacerá a los demás con reuniones o cenas
Nadie sabe cómo ni cuándo ocurrió, pero en algunos casos la organización y el lugar del festejo familiar recae en la misma persona cada año. Usted. Es normal que, por múltiples motivos, este año no desee hospedar la cena o reunión, pero eso no significa que quiera ser excluido.
“No siempre debemos incomodar nuestra situación personal para complacer a los demás”, resalta Nadia Díaz (@missrightetiqueta), experta en protocolo y etiqueta. Si no desea ser anfitrión, puede sugerir considerar nuevas opciones de sedes, y así brindar a otros la oportunidad de acoger a los demás con cariño. “Es importante dejar claro que, por esta ocasión, nuestro hogar no está disponible, pero que definitivamente serán parte de la celebración”.
No se obligará a ser el único anfitrión de la fiesta
“Ante todo, organice una reunión familiar para que planifiquen en conjunto y todos sean parte de la toma de decisiones”, recomienda el economista Calderón. Allí elaborarán un presupuesto total y distribuirán las tareas.
“Privilegien el compartir en familia y establezcan con claridad los compromisos de cada uno de los participantes”. Si este año ya asumió el gasto y el trabajo de una cena, que el 2025 sea diferente. “Pueden pensar desde el comienzo del año en la actividad y realizar aportaciones mensuales para evitar la carga de todo el gasto en el último mes. Todo debe ser comunicado para evitar malos entendidos”.
Pedirá confirmación de asistencia a sus invitados
Siempre especifique a quién está invitando, dice Denisse Dunn de Abbud, experta en protocolo y etiqueta (@theformalway). ¿Es para la persona con su pareja? ¿O a un individuo? “Hay reuniones que son solo de amigas o solo de amigos, no para parejas, y esto debe quedar claro en la invitación, a quién está dirigida”.
Enviar las invitaciones con una semana de anticipación estaría bien. “En épocas tan complicadas (como diciembre), si lo hace con quince días de anticipación es mejor, para que sepa quién asistirá y pueda programarse mejor”. Para una cena navideña o de Año Nuevo, una llamada o un mensaje serán suficientes.
En cuanto al invitado, debe ser respetuoso con las indicaciones, no se aventure a llevar a personas con las que el anfitrión no cuenta ni a ir con sus niños a una fiesta que no es para pequeños. ¿Cómo asegurarse? Pregunte. ¿Es una invitación extensiva a su familia, hay plus one o es individual? Aténgase a lo que le contesten.
Llevará un detalle si va a una reunión
Es importante gestionar a cuáles invitaciones asistirá y a cuáles no. “Las invitaciones en estas fechas son de alta acogida por nuestros grupos sociales. Muchas veces no podemos asistir a todas. Apenas tengamos la confirmación de no poder asistir, debemos comunicar al anfitrión nuestra respuesta para que pueda considerarlo en su organización”, recomienda Díaz, quien indica que es adecuado avisar que no podrá ir hasta una semana antes del evento.
Si decide cumplir con una de estas visitas, es recomendable llevar detalles para los anfitriones o para el hogar: arreglos florales preservados, velas, cajas de jabones o chocolates especiales. Según Díaz, los regalos menos sugeridos son vinos o postres enteros, que puedan incomodar la oferta del anfitrión. A menos que sean amigos íntimos y conozca sus preferencias de algún licor en especial, en ese caso esta opción es bienvenida.
No obligará a nadie a “pasar en familia”
Para muchos Navidad es sinónimo de reunión familiar. Pero hay quienes desearán otros planes o simplemente no ser parte de alguno. “Tener planes fuera de casa me parece normal, no siempre la familia puede o quiere estar. Con que se escoja un día para celebrar la Navidad o el Fin de Año está muy bien”, apunta la psicóloga Sonnia Navas, magíster en Terapia Familiar Sistémica.
Navas reconoce que los adultos tienen derecho a modificar los planes familiares y que la rigidez no es aconsejable. Propone coordinar horarios que se ajusten a las necesidades de todos, sin imponer obligaciones. Manipular para que todos estén presentes solo genera tensiones.
Para evitar conflictos sugiere preparar a la familia con anticipación, estableciendo un clima de respeto y comprensión. Las reuniones deben ser un espacio de paz y no una fuente de discusiones.
No actuará pensando en el qué dirán
“Cada uno de nosotros enfrentamos realidades diferentes, tenemos nuestras propias luchas y desafíos”, nos recuerda la psicóloga Llanos. “Si lo que pretendo es tener un tiempo de recogimiento espiritual y familiar, todo el aparataje de lo que hoy parece ser Navidad está de más, por lo tanto, no debo enfocarme en lo superficial y aparente, sino en lo profundo”. Por ejemplo, para los creyentes: “Volvernos a Dios y a Jesús como nuestro salvador; por tanto, debo atreverme a ser y hacer conforme mis convicciones”.
No todos los tiempos son iguales. A lo mejor para usted es el momento de pasar unas fiestas en pausa, en meditación, en soledad. “Lo importante es tener un tiempo para nuestras almas y que en cada momento salgamos reconfortados y no angustiados. Si la gente no comprende nuestra posición, el problema está en ellos, no en nosotros”.
Planificará si no desea sentirse solo en las fiestas
Para la psicóloga clínica Paquita Brito, la magia de la Navidad es el gozo de la alegría de compartir por intermedio del servicio a los demás. Por eso recomienda unirse a grupos cristianos, especialmente si se encuentra o se siente solo. En las iglesias se desarrollan actividades por estas fiestas y usted puede ser parte de ellas con alegría y convicción. Brito recuerda que en los hospitales hay grupos que dan consuelo a los necesitados, para acompañar a otros y repartir felicidad.
Si estas actividades no le llaman la atención, puede organizar su tiempo a solas con lo que más le gusta. Una gran idea es comprar una cena y disfrutar de shows especiales. “La felicidad es interna”, puntualiza la psicóloga.
Recordará la magia real de la Navidad
“La magia es el sentido de la fiesta de Navidad. Y es el cumpleaños de Jesús. Es la venida del Salvador”, recuerda la psicóloga Brito. Para compartir esta magia con sus seres queridos recomienda organizar actividades que unan a todos (voluntariamente) y los hagan sentir la alegría que estas fiestas evocan, como concursos de villancicos con premios u otro juego grupal, ir a la iglesia o cualquier actividad entretenida en la que todos deseen participar. (F)