Al cumplirse 25 años desde que Ecuador reemplazó el sucre por el dólar como moneda de curso legal -decisión adoptada el 9 de enero del 2000-, el gerente general del Banco Central del Ecuador (BCE), Guillermo Avellán, hace un repaso de lo que la medida ha significado para el país: el dólar ha sobrevivido a derrocamientos de presidentes, fenómenos naturales, pandemias, entre otras crisis y la economía ecuatoriana no ha requerido de devaluaciones para ganar competitividad. Y explica por qué considera necesaria la existencia del Banco Central en un país que no emite moneda propia.
¿Cuáles han sido las principales transformaciones del Ecuador desde que se dolarizó?
La dolarización se ha convertido en el pilar más importante para promover la estabilidad en la economía ecuatoriana. La adopción de la dolarización ha sido tan favorable para alcanzar estabilidad de precios, para impulsar el ahorro y la inversión en el mediano y largo plazo, para facilitar la planificación financiera en el sector privado y también para reducir los niveles de pobreza y generar mejores condiciones de crecimiento económico. Si bien no se puede atribuir directamente todos estos beneficios a la dolarización, sin duda alguna esto hubiera sido imposible alcanzarlo sin la estabilidad que proporciona la dolarización.
Cuando inició la dolarización, la transición tuvo costos sociales elevados: aumentó la inflación, la pobreza, la migración. ¿Por qué tuvo ese impacto tan fuerte?
Esto empezó como una crisis fiscal, que vino acompañada de una crisis bancaria. Luego se convirtió en una crisis monetaria. El sucre perdió su valor rápidamente, se comenzó a depreciar diariamente muy rápido, violentamente, y eso provocó un proceso inflacionario muy rápido también. Durante ese transcurso, el Banco Central perdió reservas internacionales de manera muy importante, que estaban denominadas principalmente en dólares. Cuando teníamos que dolarizarnos, el Banco Central tenía que tener la capacidad para poder reemplazar todos los sucres que tenían sus depositantes institucionales en el Banco Central. Y el problema es que no había suficientes dólares para poder cubrir o poder reemplazar esos sucres. Por eso fue que se decidió dolarizar a un tipo de cambio bastante alto y eso, de alguna manera, afectó a todas las personas que recibían su remuneración o tenían sus ahorros en sucres. Si Ecuador se hubiera dolarizado con un tipo de cambio más bajo era muy complicado, porque no había dólares en ese momento, porque se había cerrado todo el financiamiento externo por parte de los multilaterales y el sector externo estaba muy golpeado por el fenómeno de El Niño y el síndrome de la mancha blanca. Por eso se optó por dolarizar a un tipo de cambio tan alto y eso tuvo un efecto fuerte.
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¿Cómo entender que pese a ese inicio el dólar ha logrado ganar tanta confianza y se ha podido mantener?
La dolarización ha permitido dar estabilidad. Hemos podido superar el derrocamiento de presidentes, fenómenos naturales, pandemias, caídas del precio del petróleo, incluso magnicidios durante un proceso electoral, que en otros países ha provocado daños muy fuertes al sistema monetario. En el caso de Ecuador no ha sido así porque el dólar es una moneda muy estable, que no ha perdido su valor, y eso se ve reflejado en una inflación bastante baja. La inflación entre 2002 y 2024 ha sido de 3,1 % en promedio. Y las personas han tenido confianza de mantener sus depósitos en dólares, porque saben que no va a perder su valor en el tiempo.
¿Fue el momento adecuado en el que se dolarizó la economía o se debía esperar a que el sucre se devalúe un poco más?
Yo creo que la situación era realmente crítica en ese momento. No había respaldo de organismos multilaterales. Los bancos habían ya registrado una corrida. El Banco Central había intentado ayudar y contrarrestar los efectos nocivos de la crisis bancaria, pero era realmente insostenible porque el tipo de cambio seguía depreciándose. Ante eso, el expresidente (Jamil) Mahuad tomó una decisión drástica, que fue parar esto a través de la dolarización. Determinar si es el momento preciso o no creo que puede ser muy cuestionable, debatible, pero si se lo hubiera hecho en condiciones más normales el efecto no hubiera sido tan costoso en términos sociales.
Se ha vuelto a debatir el rol del Banco Central en dolarización. Usted mismo ha dado respuesta a algunas opiniones y ha dicho que cerrar el Banco Central sería un riesgo. ¿Por qué lo sería?
El Banco Central es el custodio de la dolarización. Si pudiéramos resumir las funciones del Banco Central, por un lado, debe ser depositario de los recursos públicos y del encaje exigido a las entidades financieras, administrar el sistema central de pagos, garantizar la provisión y circulación de monedas y billetes a nivel nacional. Está encargado de las estadísticas. Tiene a su cargo también la administración de un depósito central de valores, el cual custodia todos los títulos emitidos por el Ministerio de Economía y Finanzas. Los analistas que proponen la necesidad de cerrar el Banco Central lo hacen argumentando que representa un riesgo para la dolarización, por la emisión de una moneda paralela al dólar o el financiamiento directo al Gobierno. Es importante aclarar, recordar, que estas posibilidades actualmente están prohibidas en el Código Monetario y Financiero. No obstante, estas provisiones podrían ser elevadas a nivel constitucional. Sería importante que estas personas pudieran plantear una alternativa concreta que permita saber cómo se va a llevar a cabo la dolarización, porque finalmente se necesitan importar monedas y billetes desde la Reserva Federal de los Estados Unidos, y la Reserva Federal exige que debe ser una autoridad monetaria del país. Luego también nos encargamos de procesar, compensar, y liquidar más de 120 millones de transferencias interbancarias realizadas por veinticuatro bancos, más de 340 cooperativas y mutualistas, y más de 2.000 entidades públicas a nivel nacional, cada año. Considero importante estas funciones y hasta el momento no existe una entidad pública o privada que pueda realizar este tipo de funciones, de manera eficiente, a favor del sistema financiero nacional, del sector público, o de la ciudadanía.
Se ha planteado emular el caso de Panamá, con un banco público. ¿Se lo puede adoptar en Ecuador o no?
Una alternativa es un banco público, pero el banco público implicaría que se convertiría en una entidad sistémicamente importante. Y la evidencia en Ecuador demuestra que el manejo de los bancos públicos, en el pasado, no ha sido completamente transparente y técnico, y (ha sido) más bien político, y eso pudiera generar riesgos para la sostenibilidad del sistema financiero y del régimen de dolarización. Mientras que teniendo un banco central, que tiene prohibición de dar financiamiento o emitir monedas paralelas, nos convertimos en un banco de reserva, depositario de los recursos públicos y del sector privado, que mantiene liquidez para atender las necesidades de sus depositantes.
Quienes se oponen a la dolarización argumentan que al perder la capacidad de emitir moneda el país perdió una ventaja que se puede utilizar en momentos complicados. ¿Es una desventaja el no poder emitir moneda?
La evidencia demuestra que el sector exportador en estos últimos 25 años se ha fortalecido de manera muy importante. La estabilidad que ha dado la dolarización a nivel de precios y la planificación a mediano y largo plazo le ha permitido al sector privado incursionar en nuevas actividades y nuevos sectores exportadores como es el caso del brócoli, las flores y muchas industrias, además se han podido desarrollar de manera muy importante. Y aquellas sobre las cuales ya teníamos ventajas competitivas se han profundizado y hemos llegado a más mercados como es el caso del camarón, del banano, del café, del cacao. La economía ecuatoriana no ha requerido de devaluaciones para ganar competitividad, sino que lo ha hecho en base a factores productivos de cada una de estas industrias, lo cual es muy positivo. Por eso, el año 2024 terminamos con un superávit en cuenta corriente de manera muy importante y esto se debe al buen nivel de las exportaciones no petroleras.
¿La dolarización debe permanecer de largo en Ecuador o en algún momento el país debe pensar en volver a una moneda propia?
La dolarización es una decisión, es una política económica que va a tener larga vida. Debe ser pensada, administrada y protegida en el largo plazo, porque le ha dado estabilidad al sector privado y también ha contribuido al sector público, para poder identificar con mayor rapidez las debilidades en materia fiscal. Mi perspectiva acerca de la dolarización es que es una política que se la debe mantener y fortalecer a largo plazo.
¿Qué factores ponen en riesgo la dolarización?
Principalmente factores fiscales. Es importante que el Gobierno pueda tener acceso a financiamiento en buenas condiciones, especialmente cuando hay un servicio de deuda que fue contraído por anteriores administraciones y que se debe pagar. Es importante que haya buen nivel de financiamiento externo. Es fundamental para la dolarización, la sostenibilidad fiscal. La estabilidad financiera es otro componente muy importante y por eso es que la supervisión tanto de bancos y cooperativas es esencial también para la sostenibilidad de la dolarización.
Para el ciudadano común, ¿qué representa el dólar?
La dolarización no solo tuvo un impacto a nivel macroeconómico, sino que incidió positivamente también en la vida cotidiana de los ecuatorianos. La mejora en el poder adquisitivo, en la capacidad de ahorro, y acceso a crédito formal mejoraron la calidad de vida de las familias ecuatorianas. De hecho, permitió una disminución en el índice de pobreza publicado por el Banco Mundial desde 64 % en el año 1998 a 30 % en el 2023. Para los ciudadanos, hoy sus depósitos dentro del sector financiero privado pasaron de representar el 20 %, en el 2001, al 38,2 %, en el 2023. Así mismo, el crédito formal aumentó de manera muy importante. La cartera bruta del sector financiero privado, esto es solo bancos, pasó de representar el 19,5 %, en el 2001, al 34,8 %, en el 2023. Por lo tanto, hay beneficios muy evidentes para las familias ecuatorianas y por eso su gran popularidad en la ciudadanía. (I)